Seguramente una de las preguntas que con más frecuencia me hacen es: ¿y de dónde sacas tus ideas para escribir? La respuesta, por supuesto, varía dependiendo del escritor y de muchas otras circunstancias. A todos nos encantaría que las ideas se pudieran seleccionar como lo hacemos con la comida en un supermercado; desafortunadamente no es así. A pesar de que no hay una receta secreta de cómo obtener ideas para escribir, puedo compartir cómo es que consigo ideas ya sea para historias cortas o para novelas. Puede ser que la poca experiencia que tengo les sirva y puedan utilizarlo en el futuro.

Antes de compartir algunas fuentes de ideas, quiero tocar brevemente el tema de la originalidad. Algo que aprendí en la escuela, gracias a un maestro que daba el taller de Creación literaria que decidí tomar como actividad extracurricular, fue que la originalidad de un texto no tiene absolutamente nada que ver con el tema elegido. Aquel maestro decía algo como: «En esta época es imposible escribir sobre un tema desconocido. Toma a cualquiera de los escritores clásicos, como Shakespeare, y verás que tocó casi todos los temas posibles como el amor, la guerra, el odio, la familia, la traición, la muerte, el estatus social». La clave está en los detalles, en qué hacemos con ese tema y cómo podemos abordar una idea de manera que valga la pena escribirla y leerla.
1. Situaciones de la vida cotidiana que quisieras cambiar.
En algún momento de nuestras vidas, nos hemos encontrado con pequeños detalles que nos gustaría cambiar o con acciones que no podemos hacer en la vida real. Esa puede ser un buen semillero de ideas, porque se puede escribir una historia con aquellos cambios. Les pongo un ejemplo. Yo, que no soy muy aficionado a conducir y lo hago por necesidad, odio los atascos de tráfico. Muchas veces me imaginé a mí mismo elevando los autos de enfrente con poderes telequinéticos, o volviéndome intangible y pasando por entre los vehículos para llegar sin demoras a mi destino. Podría escribir una historia sobre alguna de esas opciones.

2. Crea un mundo donde las cosas sean como te gustaría.
¿Te encantaría que dormir no fuera una necesidad? ¿Te gustaría poder tener como mascota cualquier animal del mundo? Eso que en el mundo real es imposible, puede ser buen combustible para una historia. No conozco exactamente el origen de la idea para Harry Potter, una de las series más famosas y populares de los tiempos modernos, pero quizá su escritora se preguntó: ¿qué pasaría si además del mundo normal existiera al mismo tiempo un mundo mágico?

3. Basarse en hechos reales propios o de otros.
Las anécdotas también pueden ser una buena fuente de inspiración. Por más tranquilos que seamos, todos tenemos alguna aventura o desventura que podemos convertir en una historia. No tiene que ser necesariamente algo extremo de cuando alguien bajó contra los rápidos de un río o cuando acamparon tres días en la selva cazando su propia comida. Una ida al supermercado en donde haya ocurrido un hecho peculiar puede hacer una buena historia. Una de las historias cortas que escribí, que se llama “Frontera”, la basé en una experiencia que tuve donde al ir en autobús entre dos países y bajarme para el sellado del pasaporte, el chofer creyó que ya estaban todos los pasajeros sobre el vehículo y me dejó en la frontera; le agregué algunos eventos sobrenaturales pero la base de la historia fue un hecho real: el autobús me dejó con nada más que mi pasaporte.
4. Si estuvieras en X situación, ¿qué harías?
Esta puede sonar similar al primer punto, pero quise separarlo porque me refiero a basarse en situaciones o acciones que quizá no hemos vivido. ¿Qué pasaría si estás en un banco y hay un asalto? ¿Cómo te comportarías si de pronto hay un desconocido en tu puerta que no para de sonreír de manera tétrica? ¿Qué harías si te subes a un vuelo de avión y llegas a una ciudad desconocida que no era tu destino? Todas estas preguntas hipotéticas podrían servirte para describir qué harías tú, o alguno de tus personajes, en esas situaciones.

5. ¿Qué cambiarías de alguna historia que conoces?
¿Te ha pasado que te encanta una historia, pero algo de ella no te gustó del todo? A mí sí, muchas veces con libros o cuentos cortos. Solamente hay que tener cuidado de basar la historia en ese cambio y no simplemente cambiar una palabra por otra; sería ridículo que yo escribiera una historia llamada “El señor de los collares” porque me gustan más los collares que los anillos. ¿Qué pasaría si un caballero mata al dragón para rescatar a una princesa, pero le princesa le dice que era feliz ahí y el dragón era su querida mascota?
6. Frases que te llamen la atención y te inspiren.
Leyendo libros, artículos, escuchando canciones, viendo películas o series de televisión, a veces escuchamos alguna frase que nos llama la atención de la que podemos sacar una historia. Por eso es común ver al comienzo de un texto alguna frase o estrofa de un poema o canción que probablemente inspiró la obra. De ahí la importancia de como dicen “leer con ojos de escritor”, porque además de nutrir nuestro vocabulario y conocer otros estilos, nunca sabes si también te dará una idea para escribir.

7. Sueños o pesadillas.
Lo que pasa mientras dormimos puede ser una buena forma de inspiración. Algunos sueños o pesadillas que tenemos son tan ilógicos y locos, que sería difícil ponerlos en orden o hacer que sean interesantes. Pero otros sí, o quizá no sea necesario trascribir el sueño tal como lo recordamos, puedes tomar una idea del sueño y de ahí desarrollarla. Escribí una historia corta llamada “Hielo”, de una niña que escucha la voz de un dragón que congela todo a su paso, que lo basé de un sueño que tuve donde una niña patinaba en un lago que dijo había sido congelado por un monstruo.

8. Lugares, acontecimientos o personas que dejen una marca.
Hay personas y lugares que nos impresionan de tal manera que seguirán en nuestra memoria quizá para toda la vida. Es posible transformar esa impresión en un texto, ya sea basándose en toda una situación particular o en una parte de ella. Me parece que hay que tener cuidado en no usar algún acontecimiento demasiado trillado, a menos que se tenga un tema original. Vayan a cualquier librería y vean cuántos libros hay basados en hechos históricos como una guerra mundial, una guerra civil, revoluciones, batallas. Para ayudar con la originalidad, me gusta basar mis ideas en hechos que no hayan sido tan usados. En un viaje que hice por mi cuenta a Cartagena, Colombia, visité el castillo de San Felipe, una fortaleza amurallada, que me pareció tan increíble que escribí una historia corta que sucede en ese mismo castillo. También he tomado personas que conozco como base para hacer personajes, porque me parecen apropiados para algún tipo de narración que esté haciendo o simplemente me encantaría verlos en alguna de mis historias.
Antes de terminar, un pequeño consejo. Anoten siempre las ideas que les vengan a la menta, sin importar en dónde estén o la hora que sea. Pueden utilizar el teléfono celular que casi todos mantenemos cerca durante el día (o hasta en la noche en la mesa junto a la cama). Hay pocas cosas peores para un escritor que tener una idea y después olvidarla. En caso de que tengan una obra en proceso, y alguna situación les dé una idea para agregar en la historia, también anótenla. Sin importar que al final no las utilicen, es mejor tener una lista de posibilidades.

Seguramente hay muchas más formas de dónde obtener ideas para escribir. Estas son las que a mí me han servido y que me ayudaron a llenar mi lista de textos pendientes por escribir. Espero les sean útiles en caso de que tengan ganas de escribir, pero no sepan exactamente sobre qué.
¡No dejen de escribir!
No dudes en escribirme si tienes alguna duda o comentario adicional a: jessav@mail.com.